13 octubre 2008

Bla bla bla bla...

Tomando un vodka tónica en un bar del Gran Santiago se me cruzó una escena que hace tiempo no veía: un trío de machos tratando de seducir a la hembra del grupo.
La situación era chistosa por decirlo menos, todos peleaban por atraer la atención de la niña de pechos prominentes y sonrisa amplia. No había tregua para que la muchacha cayera en los brazos de uno de los tres machos alfa.
Mientras uno contaba un chiste, otro se ponía romántico y el tercero se hacía el interesante.
Tres vodka me duró la escena, ya que después desaparecí del lugar. No pudé ver cómo terminaba la guerra de seducción, pero un pequeño gran detalle: antes de salir la niña se paró al baño y yo salí tras ella, al mismo lugar. Ella iba sonriendo, mientras hablaba telefoneaba a su amiga para contarle que tres tipos la miraban y hacían idioteces para estar con ella.
Insisto, por más que uno hablé e inventé las mejores historias de la vida, siempre ellas tendrán el poder de decidir si creen o no el cuento.


1 comentario:

Noe dijo...

Razonable la idea de que somos las mujeres quienes decidimos si creemos el cuento o no.
Los hombres son hábiles para hablar, inventar o llevar a un terreno en donde se creen lo máximo y con el control de la situación, pero algo que favorece a las mujeres es la capacidad de observar y determinar si se suma al juego (cuando quiere y le interesa). Finalmente da risa ver ese tipo de personajes que terminan siendo analizados como cabros chicos o como unos pobres tipos que no tienen en que perder el tiempo.
Además, lo queramos o no... nos encanta ser el centro de atención.
¿Seguro qué era seducción?
Saludos.